miércoles, 1 de agosto de 2007

LA ORGANIZACION DE LOS EJERCITOS

En comparación con los grandes ejércitos nacionales de épocas más modernas, la organización de los ejércitos feudales era sencilla. Hasta finales de la Edad Media no hubo regimientos, divisiones o cuerpos permanentes. Cuando se convocaba a un ejército feudal, cada vasallo viajaba hasta el lugar de encuentro con los caballeros, arqueros e infantería que le habían solicitado. Una vez en el punto de encuentro, los contingentes eran reagrupados según su papel. Los caballeros y sus escuderos marchaban juntos, al igual que los arqueros y la infantería. Las unidades especiales, como los ingenieros y la artillería de asedio, solían ser profesionales contratados para la campaña. Por ejemplo, la artillería empleada por los turcos contra Constantinopla fue manejada por mercenarios cristianos. A finales de la Edad Media, ser soldado mercenario era una profesión respetable. Los guerreros emprendedores formaban compañías de mercenarios que permitían a un señor rico o a una ciudad la contratación de tropas ya listas y formadas para combatir. Algunas de estas compañías estaban especializadas en un solo tipo de lucha. Por ejemplo, en el año 1346, 2000 ballesteros genoveses lucharon al servicio del ejército francés en la batalla de Crécy. Otras compañías de mercenarios aunaban contingentes de todas las clases. A menudo se les describía en términos del número de lanzas del que disponían. Cada lanza equivalía a un caballero armado más las correspondientes tropas de caballería, infantería y artillería. Una compañía de 100 lanzas representaba varios cientos de hombres armados. Este sistema dio origen al término "freelance". En el ejército medieval, la jerarquía de mando era mínima. Pocas maniobras se planeaban de antemano, por lo que había escasa provisión de personal para apoyar a los mandos y transmitir órdenes. En 1439, Carlos VII de Francia creó las Compañías Reales de Ordenanza. Estas compañías estaban formadas por caballeros o por soldados de infantería, y eran pagadas con el dinero de los impuestos. Cada compañía tenía una dotación establecida de hombres. Normalmente, era el propio rey quien escogía su armadura y las correspondientes armas. Esto fue el inicio de los modernos ejércitos permanentes de Occidente.

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